top of page

Cómo educar a tus hijos sobre el dinero - Parte 2






Hace un par de semanas escribí un artículo motivado por una conversación que tuve con un amigo paseando arriba de una lancha con mis hijos en la bahía de San Diego. Las preguntas de mi amigo se centraron todas en el mismo concepto


¿Cómo haces para que tus hijos no den por hecho cosas que poca gente puede tener?

Dependiendo la gente con la que tus hijos se relacionen será cómo piensen acerca de ciertas cosas, finalmente la influencia que tienen y tendrán sus amigos en ellos será tan grande o mayor que la tuya. No así en los primeros años, pero a partir de la adolescencia todo se vuelve más difícil y los hijos escuchan menos a los padres y mas a su voz interior y a la de sus amigos. Por eso creo que la primer respuesta al crucigrama que planteó durante aquel viaje mi amigo es preocuparte porque tus hijos se relacionen con la gente correcta. Y no me refiero a los más ricos, me refiero a los que mejores valores tengan. Las malas influencias están por todos lados y es muy fácil detectarlas cuando pones atención y estás enganchado en la vida de tus hijos.

Al igual que los hábitos (sobre hábitos también ya escribí, léelo aquí), las influencias pueden hacer una gran diferencia en el resultado y desarrollo de una persona. A lo largo de mi vida he entablado relación con muchas personas, muchísimas, pero sólo algunas se han quedado en mi vida. Algunos ya no están porque tomaron caminos que nos distanciaron y otros ya no están porque yo conscientemente me distancié de ellos, porque decidí que no me aportaban de forma positiva.

Durante mi adolescencia vi amigos fumar (y yo fumé con ellos durante un tiempo), vi a otros emborracharse un fin de semana si y otro también (y yo también algunas veces con ellos), también tuve amigos que consumían drogas (esto afortunadamente lo esquivé, pero muchos de ellos aún hoy lidian con este problema), y también vi como muchos de mis amigos se expresaban mal de otras personas cuando no estaban presentes, los vi actuar con envidia y manipular para salirse con la suya.

Ver esto es normal, es parte de crecer y es algo que en mayor o menor medida todos vivimos cuando pasamos por esas etapas de la vida. Como padres tenemos la responsabilidad de ver con quién se relacionan nuestros hijos y actuar con contundencia cuando una amistad no es positiva. Cómo actuar es sin duda otro tema complejo que puede ameritar un artículo por sí mismo, pero actuar es necesario cuando una amistad está llevando a tus hijos por el mal camino.

Pero el mal camino del que hablo hoy no es el del alcohol o las drogas; en esta ocasión me refiero en concreto a ciertos chicos y chicas de clase social media alta y alta que dan valor a sus amigos dependiendo de en qué coche llegan, o dependiendo de que marca de tenis o chamarra traen puesta. Esos chicos que cuando dicen que van de vacaciones a Miami no dicen que van a Miami, sino que van a su depa en Miami. En el círculo de mis hijos hay algunos de estos y yo hago hasta lo imposible porque no coincidan en la misma clase que los míos y me esfuerzo para que mis hijos tengan la menor relación posible con este perfil de personas.

Mis hijos también cometen este tipo de errores en ocasiones y sin excepción se llevan siempre un regaño hablado y explicado de porque ese tipo de expresiones no son correctas. Es lógico no querer ser menos que los demás ni tener la sensación de que alguien es o puede más que tú, pero si desde pequeños le enseñas a tus hijos que el dinero que sus padres pudieron acumular no tiene nada que ver con quien son ellos y con su potencial, entonces tendrán mas herramientas para no tomar en cuenta ciertos comentarios que a esa edad siempre hieren.

A mí nunca me faltó nada, de verdad nada! Es más, creo que lo que me faltó fue ambición para desear mas cosas de niño, aunque desafortunadamente eso me vino de mayor y a mi edad los juguetes que uno desea son infinitamente más caros que cuando niño. Mis padres siempre supieron y pudieron darnos de todo y algo más, sin excesos y sin ridiculeces pero tuvimos de todo y lo tuvimos sin restricciones. Para mis hijos está siendo igual, con la diferencia que en el círculo qué se movían mis padres todos venían de abajo y valoraban lo que habían conseguido de una forma que en el círculo que se mueven mis hijos prácticamente nadie valora.

Mis padres tuvieron muchos aciertos cómo educadores, pero uno de los más grandes fue enseñarnos a valorar lo que teníamos y a trabajar con el propósito de garantizarnos siempre tener. El dinero no crece en las macetas era una de las frases de mi madre cuando pedíamos algo fuera de lugar para alguien de nuestra edad o de nuestro alcance económico. Y a diferencia de los niños de hoy, yo me quedaba callado y ahí terminaba la discusión. Yo no utilizo ese tipo de frases con mis hijos y manejo las cosas de otra forma, aunque casi puedo adivinar que si les dijera esa frase me darían una respuesta del estilo: pues en casa de X o Y parece que si crece en sus macetas porque ellos sí tienen.

Mi enfoque con mis hijos ha sido un poco mas explícito. Cuando me piden algo les hago ver lo que un dependiente de tienda o empleado de algún restaurante tendría que trabajar para poder comprar lo que ellos quieren. Si un niño de 13 años te pide un celular que vale 2 meses el sueldo de un empleado entonces es muy importante que no importando que puedas comprarlo y que incluso lo hagas, le enseñes a tu hijo que eso es algo que debe cuidarse, y no porque varios de sus amigos lo tengan es algo normal. Tus hijos deben saber que el mundo no es sólo la burbuja en la que viven, ese círculo de amigos y familiares con quienes se relacionan.

Ya mas grandes te pedirán un coche y si ven que tú tienes uno bueno ellos también querrán uno bueno. Te dirán que su amiga X tiene ese modelo o ese otro y tratarán de conseguir lo que ellos quieren, pero no importando que puedas comprárselos es importante hacerlos valorar lo que van teniendo y no acostumbrarlos a obtener siempre lo que desean, porque la vida rara vez te da exactamente lo que deseas.

Mi primer coche fue un Topaz (me parece que ese modelo ya no existe) usado, porque primero fue de mis padres y ya unos años después conseguí que me compraran uno nuevo para mí. Estimo que el valor del primer coche nuevo que me regalaron sería el equivalente actual de un Honda Civic, desde luego un muy buen coche para cualquiera y más que suficiente para un chico de 18, pero no era ni de lejos el mejor coche del grupo de amigos con los que yo me relacionaba, sin embargo la verdad nunca me sentí menos que nadie. Sin duda algo hicieron bien mis padres!


Dependiendo el círculo social o comunitario en el que te muevas, tu forma de pensar y lo que valoras puede variar, incluso hasta la forma de hablar y las expresiones son diferentes.

Tengo algunos conocidos que hasta parece que hablan otro español diferente al mío, de risa vamos. Esto puede afectar a los niños si no te preocupas por explicarles qué es realmente importante y qué no lo es, es más, puede hacerlos iguales a esos que precisamente pudieron hacerlos sentir mal en alguna ocasión en la que no tenían la prenda de moda o lo que fuera que estaba cool.

No hay fórmulas para ser padre y no hay guías ni recetas que te digan como hacer de tus hijos gente buena y de bien, todo debes irlo aprendiendo y haciendo a prueba y error, pero si utilizas tu sentido común y te esfuerzas en enseñar a tus hijos a valorar lo que tienen, desde luego empezando por demostrarlo tú mismo, entonces tus chances de tener hijos de bien serán mucho mas altas que si simplemente dejas que los eduquen en la escuela y los ejemplos que ven en sus amigos. En mi caso mis padres seguramente no lo hicieron perfecto, pero si logro hacerlo similar estaré más que contento!

Por leerme gracias, hasta la próxima.

Comments


bottom of page